Sendero Natural y Cultural (Archena)
El sendero Natural y Cultural, da a conocer el municipio de Archena en su estado Natural y Cultural, naturaleza, personajes, lugares emblemáticos y algunos sucesos acaecidos en la localidad de suma importancia y relevancia para la villa y sus vecinos.
El recorrido es en gran parte por el paseo ribereño, por la ribera del río, donde también podremos contemplar la vegetación del mismo compuesta por: tarays, baladres, palmeras, anéas (dependiendo de la época del año), cañaverales etc., y la fauna, mamíferos emblemáticos como la nutria; aves como el jilguero, el mochuelo, el avetorrillo común, el mirlo acuático, la golondrina dáurica, el abejarruco, la pajarita de las nieves, la curruca cabecinegra, la abubilla, la garza real y la garceta común. Peces como las carpas, los barbos y las anguilas. En la ribera del río podemos encontrar incluso, gallinas de agua, cangrejos de río, ranas, sapos y ánades.
Partimos del inicio de la Ruta de Vivente Medina y caminamos llegar a la Presa de Los Mazos y la playa artificial de Archena.
Esta presa desvía el agua hacia un canal que discurre paralelo al río por la margen izquierda y lleva el agua a la central eléctrica situada junto al puente de hierro. De ahí parte también la acequia de La Caravija que riega las huertas de La Algaida y tiene su cola en la acequia Mayor de Molina en el paraje de La Torre del Junco.
Los riegos de Archena están abastecidos exclusivamente, por el Río Segura a través de las acequias y son cuatro las que discurren por este término municipal: La Acequia Principal de Archena, la Caravija, la de Alguazas y la Acequia Mayor de Molina.
Archena depende del azud de Villanueva, Molina del azud de Archena, así como Alguazas, Ceutí, y Las Torres de Cotillas del azud de Archena.
En Archena las acequias son las arterias por donde circula el agua que va a permitir que la vida llegue a donde el río por sí mismo no puede.
Continuamos con la Ruta de Vicente Medina, ubicada en un tramo del paseo fluvial del río Segura que discurre por la margen izquierda de la ribera del río. Esta ruta como tal, dispone de diez monolitos en piedra caliza, que recrean las mejores vistas de Archena, acompañadas de poemas populares seleccionados del libro “Aires Murciano del gran escritor archenero Vicente Medina. Poeta y dramaturgo, que supo transmitir en sus obras, la vida de los hombres y mujeres de la huerta. Adquirió fama muy pronto con su libro Aires Murcianos pero, la penuria económica lo llevó a emigrar a Argentina. Allí se centró en negocios ganaderos e inmobiliarios, quedando relegada su actividad literaria.
Más tarde, dos acontecimientos dramáticos le harían volver a sus publicaciones: el estallido de la primera guerra mundial y la muerte de su esposa.
En 1937, Vicente Medina fallece en Rosario (Argentina). Nos deja un gran legado de su obra incluso alguna obra inédita expuesta en el Museo de Archena.
Aires Murcianos, esta su principal obra se convirtió en un trabajo de referencia del costumbrismo sentimental y de denuncia social alabado por literatos como Azorín.
Enseguida, a la izquierda podemos ver el Cabezo del Tío Pío, monte en el cual se asentaron las culturas más primitivas del eneolítico, de la edad del bronce, argárica e ibérica que ha sido la que más vestigios nos han dejado. Lo más significativo que ha quedado, ha sido el Vaso de los Guerreros, una de las piezas más representativas de la cerámica ibérica que aparece como reflejo de una época y de un estilo, el conocido como Elche-Archena y se ha convertido en una de las piezas más visitadas en el museo arqueológico nacional, despertando un gran interés. Este vaso pieza funeraria no fue la única pieza encontrada pero sí la más famosa, en ella podemos ver reflejada la idiosincrasia de las gentes que a produjeron, ilustrándonos a cerca de su sensibilidad estética y sus creencias, las costumbres sociales, el vestido y todo aquello que configuró su vida material y espiritual. Vivía en Archena un señor llamado Enrique Salas, natural de Mallorca, pintor, escultor y aventurero, también un arqueólogo aficionado, dicen que fue el descubridor del Vaso de los Guerreros lo cierto es que este señor, se adueñó de ella y recorrió los museos más importantes para venderla llegando a París y Londres. Finalmente la vendió al Centro de Estudios Históricos en 1910 por la cantidad de 3.500 pesetas.
Este magnífico paisaje, se ve aún más embellecido con esta vista al fondo del Castillo de D. Mario. Esta construcción con aspecto de fortaleza, de referencias historicistas, es un antiguo palomar, constituyendo hoy en día una de las señas de identidad más características de Archena. Este pertenecía a la familia Fontes que lo donó a la persona que lleva hoy su nombre, Mario Espreáfico hijo adoptivo de la villa, ejerció la medicina en Archena, acudía presuroso a la llamada de cualquier vecino sin importarle la hora, el lugar, el tiempo desapacible o el medio de transporte, e incluso no solo no cobraba a sus enfermos, si no que en ocasiones les dejaba debajo de la almohada una ayuda económica que permitiera mejorar su alimentación. Toda esa dedicación fue premiada por sus convecinos cuando en los años veinte, un grupo de amigos y agradecidos pacientes, acordaron levantar con sus aportaciones un modesto sanatorio que se mantendría mediante cuotas mensuales. Las operaciones, tratamientos y asistencias eran siempre gratuitos cuando el enfermo no disponía de medios económicos.
Durante la contienda civil, don Mario fue nombrado cirujano del hospital militar que se estableció en Archena y acaba la guerra, fue detenido, juzgado de una manera muy arbitraría y condenado a treinta años de prisión. Estuvo en varias prisiones y en todas siguió dando muestras de su generosidad, cuidando y repartiendo con sus compañeros la comida que le hacía llegar una familia rica de Mula.
Es en pleno de del 12 de diciembre de 1.930 cuando se le nombró hijo adoptivo de Archena, en ese mismo pleno donde se acuerda que el ayuntamiento doble la aportación anual que venía realizando para el mantenimiento del sanatorio, de 500 a 1.000 pesetas y se decidió dar su nombre a la calle anteriormente llamada del Esparto.
Llegamos al Puente de Hierro. Para cruzar el río, los vecinos y forasteros dependían de una barca y un muelle que a menudo y debido a las crecidas del río quedaban sin servicio sufriendo imponderables perjuicios por no poder pasar al otro lado así para el tráfico como para el correo y cultivo de las haciendas que en el otro lado tenían y los bañistas que acudían a tomar las aguas tampoco podían acceder, además la barca solamente daba servicio durante las horas del día, por la noche se clausuraba mediante un candado.
Es en 1860 cuando se inician las obras del primer puente pero cuando se estaba procediendo a su montura y colocación, se produjo una catástrofe un accidente de construcción retrasó las obras. En el 1865 se inauguró finalmente el puente que pasó a ser conocido como “Puente de Madera”, su material predominante aunque incorporaba ya algún elemento de hierro. La iniciativa para llevar a cabo el puente actual, llamado de hierro, es de 1933, pero sus trabajos se interrumpieron con la guerra civil, siendo finalmente inaugurado, con toda solemnidad, el 19 de noviembre de 1942.